viernes, 18 de octubre de 2013

Graciela Fernández

Hoy queremos presentarle a una escritora que recientemente dio a luz su primer libro "Manual de instrucciones para Recién Separadas" (humor y autoayuda), la cual nació en Rosario el 26 de febrero de 1960. Ella se llama Graciela Fernández y es argentina.



En su blog Terín Collado cuenta que tiene una hija, dos perras, una gata, una novela inédita, otra a medio escribir y varias más en la cabeza. Lleva una existencia pacífica y espartana en una casa chiquita pero con una vista espectacular. Desde allí contempla las sierras y la vida, y cuando se inspira, escribe.
Se gana la vida como correctora de textos independiente, profesión que, -ella lo asegura- casi nadie entiende: una vez me había sentado en el jardín con un original para corregir, el lápiz, la goma, y las neuronas agotadas (era una corrección difícil), y la vecina de enfrente, que había salido a sacudir el felpudo, me dijo: “¡Qué vida la tuya, todo el día leyendo!” 
Corregir libros ajenos es una tarea delicada que le requiere, además de conocimientos técnicos, intuición y tacto para no herir o avasallar al autor.


Título: Manual de Instrucciones para Recién Separadas
Autora: Graciela Fernández
Género: No Ficción
Páginas: 199
Editorial: www.editoradigital.com
Fecha de publicación: 13 de diciembre
Precio: 8 dólares
Edición: Andrea M.
Diseño de portada: Graciela Fernández y Nori González



Prólogo

O como sea que se llame esto
Dedico este libro a Carlos, mi ex, porque si estuviéramos juntos yo jamás lo habría escrito. Ni este ni ninguno, en realidad, porque la convivencia requiere mucho tiempo y muchas energías, dos cosas que aún no aprendí a administrar: o tengo un marido, o escribo.
Y se lo dedico también porque Él, que todo lo sabe, vislumbró en mí a la artista, escuchó ecos lejanos que llevaban mi nombre camino a la gloria, presintió la riqueza y la fama llamando a mi puerta y hasta soñó una vez que aplaudía, sentado en primera fila, mientras yo recibía el premio Planeta.
Su timidez innata, que aprendió a disimular tan bien que no se le nota para nada, lo indujo a apartarse de mí; temía no estar a la altura de los acontecimientos futuros. Por si esto fuera poco, se le apareció un ángel que le dijo: "Deja a esa mujer cumplir con su destino, renuncia noblemente a estar con ella y búscate otra que no escriba pero limpie, sea más ambiciosa, le guste el jolgorio, no se meta en tus cosas, no revise tus bolsillos y no sea asmática. Y tenga la cola parada".


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